lunes, 14 de noviembre de 2011

ESPERANZA


Según un artículo publicado por la psicóloga Jennifer Cheavens, del Ohio State University con un cuestionario de 12 pasos se puede medir la esperanza en las personas. Esto se debe a que aquellas personas que viven con esperanza tienen menos síntomas depresivos. 

La terapia de la esperanza tiene dos componentes fundamentales. Uno es crear un mapa o camino para conseguir lo que se quiere, y por otro lado la fuerza, la motivación y la disciplina que ayudan a seguir ese camino. La esperanza se diferencia del optimismo ya que este último es simplemente una expectativa generalizada de que las cosas buenas sucederán.

La esperanza involucra tener metas personales junto con la voluntad para llegar a ellas. Es decir que si uno sabe lo que quiere de la vida y tiene las ganas de perseguirlo, entonces tiene esperanza. Así, una forma de batallar contra la depresión es plantearse metas y reconocer qué debemos hacer para lograrlas.

El estudio examinó a gente que había sido diagnosticada con condiciones o enfermedades que los llevarían a la ceguera. En el estudio se encontró que entre aquellos pacientes que tenían esperanza de encontrar felicidad a pesar de perder la vista, había menos síntomas de depresión. Por el contrario, aquellos pacientes desesperanzados presentaban niveles de depresión mucho mayores. Lo mismo ocurría con los cuidadores de estos enfermos.
 Esto nos enseña es que la esperanza se contagia y se puede desarrollar.

Todos podemos aprender a vivir con esperanza y un paso es juntarnos con gente que sí la tiene. Comprender que la esperanza no es un optimismo ciego es el principio de una terapia exitosa

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